¿Puedo verte una vez más, antes de que pases caminando con la vista fija hacia una vida en la que no tengo cabida?
¿Puedo escucharte por última vez, antes de que tu eco se desvanezca y en mis horas sólo reste el silencio?
¿Puedo pronunciar tu nombre para que con los minutos el olvido no se lleve de mi memoria tu recuerdo?
No me dejes sola. La cama ya está fría y mi piel se eriza. En la almohada mi cabeza no tiene ya ni un minuto de sosiego, las sábanas se humedecen con el ir y venir de mis lágrimas, que caen una a una a medida que yo sólo pregunto al aire si tan sólo puedo.
miércoles, noviembre 22
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